El grado de acidez de un lubricante es un parámetro importante a controlar ya que éste determina el buen funcionamiento de la instalación frigorífica.
Los procesos químicos internos pueden alterar la calidad del aceite y generar la formación de ácidos y lodos nefastos en la instalación.
Estos ácidos generan después sales metálicas y óxidos (de hierro o de cobre) que pueden atascar el filtro de aceite o conducir al encobrado de piezas metálicas en movimiento. Estos fenómenos de degradación son peligrosos para la instalación, ya que conducen al gripado de las bombas de aceite y a daños graves por falta de lubricación.